domingo, 18 de maio de 2014

Augusto Roa Bastos

LÍMITE
a Josefina Plá

Cuando tocamos en la noche
el rostro vivo del recuerdo
su sangre moja nuestro nombre
y arden las manos hasta el hueso.

Canción de olvido en la tiniebla,
muerte acostada sobre el tiempo,
la mosca grávida y eterna
pone su huevo sobre el sexo.

De lábio a lábio se propaga,
germen axial del universo.
Donde se acaba la esperanza
se borra el límite del tiempo.

Cuando yo sople en mis cenizas
outro estará ya en mi momento,
las muchedumbres que me habitan
en mi costado las contemplo.

Ojo del hacha sin la lágrima,
música sin el instrumento,
siglos volando en una ráfaga
sobre los vivos y los muertos.

Esto es el hombre, la medida
de su congoja y pensamiento,
gusano de una fruta henchida,
cava la tierra y en el cielo.

El alma enciende su semblante
con un destello polvoriento.
Más alto siempre que su imagen
no tiene límite del deseo.

Suda el silencio sangre humana
y el ojo ya quemado y yerto
mira sin párpados la llama
en la memoria de un sol negro.

(in El naranjal ardiente, Assunción : Servi Libro, 2012)

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