Las dos aves
[Domingo Berho - Beto Ruidíaz]
(Una bella golondrina
que ya estaba de regreso, 
conversó con la calandria
que se posaba en un cerco):
...
- Siempre libre en el otoño, 
en este lugar te dejo
y al volver en primavera
aquí mismito te encuentro.
En esa horqueta naciste
y se te ha pasado el tiempo, 
volando entre los corrales
del palo del esquinero.
En esa horqueta naciste
y allí nacerán tus nietos, 
y te morirás de vieja
sin conocer pago ajeno.
Yo en cambio conozco el mundo
y mil horizontes bellos, 
pa' mí el agosto es verano
como es verano en enero.
...
(Calló aquí la golondrina, 
y aprovechando el suspenso; 
se desató la calandria
razonando en un gorjeo):
- Es verdad que he de morirme
sin conocer pago ajeno, 
pero sin embargo es fama
que no acepto el cautiverio.
A mí me tienen envidia
los zorzales y el jilguero, 
porque invento melodías
y ellos repiten su acento.
He visto temblar el rancho 
azotao por el pampero, 
y puedo hablar de las penas
del gaucho que vive adentro.
Lo que no aprendí en las huellas
me lo ha enseñado el silencio, 
y vos nunca meditaste
por conocer pagos nuevos.
No copiaste ni una nota
de los mares y los vientos, 
vas de verano en verano
siempre cantando lo mesmo.
Andá nomás golondrina
que tu suerte no envideo, 
y aunque conocés el mundo
no conocés el invierno.
...
Yo no se cuál de las aves
habló con más fundamento, 
pero qué lindo sería 
ser las dos a un mismo tiempo.
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